Existen momentos en donde pareciera que, alrededor nuestro, se acumula una gran cantidad de montañas. Montañas de responsabilidades, de compromisos, de relación que demandan, de proyectos que no logran materializarse o finalizar.
Sobrecargados solo caminamos más lento y sin disfrutar el presente
Nos la pasamos haciendo preguntas: A los demás, a Internet, a nuestros maestros, hijos, pareja y compañeros. Pero una buena práctica es tomar un momento para preguntarnos a nosotros mismos (Sé sincero y juntá valor para escuchar tus respuestas)
“¿De todo lo que hacés hoy y con lo cual estás comprometido, qué necesitás soltar?”
En primera instancia parecería obvio que sabemos exactamente en dónde está nuestra dificultad o máxima carga, pero muchas veces no es así. No te desanimes, una vez lanzada la pregunta al Universo, de alguna manera, llegan las respuestas hasta vos. A veces en sueños, a veces con señales, con personas que se cruzan en tu camino.
Otras actividades que ayudan:
- Caminatas para despejar y aclarar la mente
- Pasar algún tiempo a solas para comprender qué sentís
- Participar de sesiones de Counseling en donde a través de tu propia expresión lográ desenredarte y escucharte a vos mismo.