Reiki es una Técnica de armonización natural que hoy en día frecuenta en los consultorios, gabinetes y cursos mensuales de muchos centros de formación. De gran eficacia, este sistema nos conecta con una energía vital que nos permite equilibrar nuestros chakras y nuestra vida en general. Nos permite activar nuestro propio médico interno. Nos ayuda, en forma natural y no invasiva, a sanar nuestras heridas emocionales, físicas y mentales.
Hoy veremos cómo diseñar tu espacio Reiki. Tu gabinete o sector para compartir, brindar a otros o, simplemente, para darte Reiki a vos misma. No es necesario contar con grandes lujos o herramientas, pero veremos que hay ciertos tips que nos permitirán crear un mejor espacio, cálido y sano para poder destinar un tiempo a nuestra curación personal.
Tener en cuenta su función y su objetivo: Dado que Reiki se focaliza en brindar armonía y equilibrio, debemos encontrar un espacio que nos permita contar con algunas cualidades básicas: Falta de sonido ambiente, Libertad de espacio y poco amueblamiento para garantizar un mejor fluir de la energía, una temperatura mediana que no sofoque pero tampoco nos haga tener frio. Comodidad y privacidad para evitar interrupciones. En lo posible, seleccionar un espacio con buena ventilación e iluminación natural. El sol recarga las energías y limpia lo denso.
Estar en los detalles: Muchas veces, estamos en lugares que nos gustan pero nos damos cuenta que falta agudeza y belleza en las pequeñas cosas. Evitemos que nos pase eso en nuestro espacio Reiki, tratando de darle corazón al espacio, siendo simples pero cuidadosos. Adicionar un buen hornillo con aromaterapia, no solo le brindará belleza al lugar sino que además, desde la fragancia, nos permitirá mejorar la energía del lugar. Otro elemento necesario es contar con una manta limpia y cálida para poder ofrecerle a nuestros pacientes o a nosotros mismos. Recordemos que al estar acostados y relajados, es posible sentir frio y estaremos incomodos durante toda la sesión. Otro detalle a tener en cuenta es la selección de un sonido armonizador suave que relaje a la persona y potencie los efectos curativos, pero debemos estar atentos a la reacción del paciente y preguntarle si le incomoda y prefiere tratarse en silencio. A veces, el suponer que es un bello sonido nos desconecta de la necesidad del otro.
Fluir como el agua: Tener agua en nuestro espacio para poder ofrecerle a la persona, luego de su sesión. Es importante tomar líquido luego de un tratamiento Reiki porque ayuda a seguir depurando los residuos energéticos que se han limpiado en la sesión. Además, permite que la energía Reiki fluya mejor por el organismo durante todo el día. El agua nos recuerda la flexibilidad, el movimiento y Reiki es parte de ambos.
Sentarnos juntos: Disponer de unos cómodos almohadones o un escritorio con sillas donde podamos sentarnos con nuestro paciente, luego de la terapia Reiki, a compartir los sentimientos y realizar una devolución, es muy indicado. Nos permite humanizar el momento, compartir lo que hemos vivenciado e intercambiar sensaciones que nos aportarán mucho. El paciente se sentirá escuchado y contenido y nosotros nos enriqueceremos mucho de tener en cuenta sus sensaciones.
Entonces, diseñar nuestro espacio Reiki es crear un ambiente dedicado a la armonía y al equilibrio. Intenta no sobrecargarlo y decorarlo desde lo que tu corazón y tu intuición te indiquen. Conecta con las energías del lugar y permite que se expresen a través de una decoración suave y revitalizadora.