No es necesario vivir en Tíbet. En dónde estemos, podemos decidir e intencionar una mejor forma de comenzar el día. Por eso, hoy te compartimos pequeñas claves para que actives tu mañana con Conexión y Bienestar y puedas irradiar tu energía a lo largo de la jornada:
Primero lo bueno: Enfocate y registrá tu primer pensamiento del día. Ese que surge ni bien abrís los ojos, cuando todavía estas entre las sabanas. Te vas a sorprender de cómo impacta y se relaciona esa frase o ese pensamiento en el transcurso de tu día. Por eso, tomá las riendas e intentá plasmar en forma consciente un pensamiento positivo, un agradecimiento o una frase que te de fuerzas e inspiración. A partir de hoy, que tu primera idea sea saludable.
Limpiá tu energía y preparala: Bañarnos al comenzar el día es ideal, pero no alcanza para depurar bloqueos o tensiones. Te sugiero que además del agua, sumes unas pequeñas prácticas que facilitan la expulsión de energía residual y contracturas: Practicá dos o tres estiramientos que te agraden y te ayuden a relajarte. Respirá en forma profunda y visualizá cómo se estira tu espalda, tus brazos, tus piernas. Al elongar, hacemos espacio para la nueva energía y nos predisponemos a recibir la jornada con mayor apertura. Para finalizar, activá tu espiritualidad, puede ser realizando un rezo pequeño, encendiendo un incienso que te ayude a conectarte o meditando unos minutos con tus cristales y gemas favoritas.
Revisá tu postura: Una maestra muy querida me ha transmitido que cuando cambio mi postura física, automáticamente cambio mi actitud. Entonces, una clave para comenzar bien tu día es pararte con firmeza, relajar la espalda sin perder postura, abrir el pecho y pisar con toda la planta del pie. Este ajuste, naturalmente trabaja sobre nuestra autoestima y poder personal y nos permite comenzar la jornada con una actitud poderosa y en conexión con nuestros propósitos del día.