Si te estás sintiendo poco afín a tu proyecto actual, hoy te compartimos algunas claves para que revises y te asegures que tus metas resuenen con vos:
¿Cómo te sentís haciéndolo? Registrá por escrito y siendo especifico. Anotá sentimientos y sensaciones concretas que experimentes, a diario, mientras trabajás en tu proyecto o en tu lugar profesional. Te recomiendo anotarlo en el momento para no dejar pasar u olvidarte de lo que sentiste. Repasalo al final de la semana y evaluá qué tendrías que hacer para optimizarlo.
¿Qué estás aportando y qué te aporta a vos? Algo importante, siento, que es preguntarnos con frecuencia qué estamos aportando o qué nos permite dar, el lugar en el cuál trabajamos. ¿Nos ayuda a expresar esas cualidades propias que sentimos especiales? ¿Nos incita a repetirnos una y otra vez perdiendo creatividad y entusiasmo? ¿Nos motiva a aprender o a innovar en nosotros y en lo que hacemos a diario? Y, sobre todo, ¿Qué le concede a nuestra vida, más allá, del dinero que (necesariamente) nos proporciona?
Hablando de porcentajes: ¿Cómo te sentís la mayor parte de la semana? ¿Vital, con ganas de avanzarlo, con ideas y actitud positiva o completamente desganado, saturado y casi llevándolo a rastras como si tu proyecto fuera tu propia carga?
A veces, no es ni el entorno ni los otros los que han cambiado. Simplemente, los que cambiamos fuimos nosotros. Revisemos de estar en un lugar que nos represente, que nos nutra, que nos haga querer más de la vida, volviéndonos creativos, inspirados y conectados con nuestro propósito. Pero sobre todo, que nuestras metas y aquello por lo que trabajamos, día a día, nos acerque un poco más a quienes soñamos ser.