Hoy nos gustaría recordar la importancia de no convertir nuestras prácticas de bienestar en una nueva forma de estrés. Revisemos la manera de llevar nuestras rutinas saludables para que no dejen de serlo:
Llegar corriendo: Dentro de lo posible, evitemos correr por la ciudad para llegar a tiempo a relajarnos. Tal vez, nos cueste en un principio amoldar nuestra agenda laboral o las responsabilidades, pero te sugiero incorporar tu clases de yoga, meditación y todo aquello que hagas para tu bienestar, dentro de un horario que te quede más o menos cómodo, evitando el llegar apurada o estresada pensando que no llegás a horario. Cuesta pero se puede, intentemos que nuestra agenda también sea saludable.
Exigirnos cuando el cuerpo no responde: Otra actitud que deberíamos regular es el exigirnos a practicar cuando no nos sentimos optimas o del todo bien. En días en los que tu cuerpo pide a gritos un descanso, un “no hacer”, mejor tomarnos esa hora para estar en casa, para no exigirnos y para escucharnos. El alinearnos a lo que nuestro cuerpo nos pide es una de las mejores maneras de sumar calidad y bienestar a nuestra vida diaria.
Subirnos al “Ego espiritual”: Otra actitud que interfiere en nuestras prácticas saludables es esa tentación a sentirnos “un poquito superior” a los que no hacen nada por si mismos. Esto es un grave error y a todos nos pasó en algún momento. Es importante comprender que cada uno está en su camino y en su nivel de conciencia y hacemos lo que podemos en cada parte de nuestra vida. Pero el sentirnos superiores o más avanzados por practicar Yoga, dar Reiki o practicar Terapia Floral, habla de no haber comprendido la esencia de estas mismas prácticas que nos intentan conectar con la unidad, la aceptación y la comprensión.