Nos escuchamos, nos conectamos con el presente y nos armonizamos. Pero sobre todas las cosas, al practicar Meditación en forma cotidiana, ayudamos a nuestro cuerpo a sanarse y equilibrarse, Hoy te contamos por qué:
Porque al hacerlo diariamente (Buscando siempre tu frecuencia más agradable) establecemos el hábito de reconectarnos con nuestro cuerpo, con nuestra energía, nos volvemos a escuchar y aprendemos a percibir lo que necesitamos antes de generar un síntoma o una enfermedad.
Porque meditar nos permite serenarnos y aquietar esos pensamientos que, la mayoría de las veces, son los causantes de nuestras emociones negativas, preocupaciones y estrés. Al aprender a equilibrarlos y observarlos desde afuera (Como si fuéramos espectadores de nuestra propia cabeza), podemos alcanzar mayor claridad y encontrar perspectivas nuevas y soluciones más creativas frente a lo que nos estaba agobiando.
Porque al meditar utilizás tu respiración en forma consciente y esto permite beneficios como que el aire limpio ingrese y se distribuya mucho mejor a zonas a las que antes se le dificultaba ingresar, ayuda a purificar mejor las toxinas y a eliminar bloqueos durante la exhalación.
Si hoy tenés un pequeño rato libre, probá meditar tranquilamente (Sin presiones y sin juzgar tus pensamientos) y además de relajarte, obtendrás bienestar y salud.