Nos la pasamos construyendo y creando nuevas reglas como si auto exigirnos fuera la clave infalible del éxito o de la armonía. Desde una perspectiva opuesta, hoy te compartimos los tres permitidos que pueden ayudarte a vivir mejor:
Disfrutar sin culpas: Aprender a disfrutar es una de las enseñanzas que necesitamos recibir desde pequeños. Esto nos evitaría toneladas de culpa cuando experimentamos placeres y disfrutes, cuando nos regalamos tiempo para nosotros o cuando queremos contarle a otros que tenemos una vida verdaderamente feliz.
¿Por qué no podemos decir que somos felices? ¿Por qué no da una culpa enorme el registrar lo generoso de nuestra vida? ¿Por qué cuando algo nos sale terriblemente bien, tenemos ese miedo de que ahora aparezca algo para arruinarlo?
Reírte más: Cultivar la risa es cultivar la salud. Enfoquemos nuestra energía en celebrar, en reírnos más de lo que nos pasa y hasta nuestra expresión fácil se transformará. No hay método anti age más efectivo que aprender a reírnos con la vida.
Dejar de confundir sacrificio con compromiso: Basta ya de perpetuar ese lema limitante de que sin sacrificio no hay gloria ni éxito. Sufrir y sobrecargarte no te garantiza que te vaya bien ni que seas buena persona ni que te merezcas el éxito. No tiene nada que ver con trabajar comprometidamente en tus propósitos, siendo responsable pero recordando que para llegar en condiciones a tu meta, necesitás parar a tiempo, descansar lo necesario, disfrutar sin culpas del trayecto y reírte de los tropezones y caídas.
Si solo crees en el sacrificio, atraerás dificultades, si te amplías hacia el compromiso, darás siempre lo mejor de tí mismo, pero con desapego y felicidad.