Yoga para reducir la tendencia al control

Muchos de nosotros tenemos esa extraña ocurrencia de que si no estamos “supervisando la vida”, las cosas no sucederán en forma correcta. Esta tendencia nos vuelve personas a las que les cuesta delegar, utilizando una dosis energética muy grande en intentar tener todo bajo nuestra detallista y criteriosa mirada, sin comprender que necesitamos aprender a confiar más y a entregarnos a vivir un poquito “más sostenidos” por el Universo. Hoy te compartimos algunas posturas de Yoga (Aquí encontrarás información acerca de cómo trabaja esta disciplina milenaria: http://serpositivo.tv/?p=426 ) que te ayudarán a liberar el apego al control, permitiendo que te relajes mental y emocionalmente y sueltes culpas, dominios y músculos.

No podemos hacernos cargo de todo, ni es justo crear culpas y contracturas en la espalda por sentir que debemos volvernos responsables de todo lo que nos rodea. No es justo que te obligues a ser perfecto cuando a todo el mundo le serviría más que estuvieras inspirado y enfocado en tus propósitos personales, que te harán cumplir tus metas y tu misión, generando un aporte mucho mayor. No es necesario que aceptes todo sin ser capaz de poner tus límites en forma sana. Te recomendamos esta nota que nos recuerda que así cómo nos tratamos a nosotros mismos, así nos tratan los demás: http://serpositivo.tv/?p=317 . Asique basta de victimizarnos, sobrecargarnos o buscar reconocimiento y pongamos nuestro poder en acción.

Vas a ubicarte recostado en una colchoneta o en el suelo (Donde te sientas más cómodo), separando un poco las piernas entre sí y los brazos del costado del cuerpo. Procurá tener las palmas de las manos hacia arriba. Vas a cerrar tus ojos en forma suave y comenzar a respirar profunda y lentamente para tomar registro del cuerpo. Ahora, vas concentrarte en el movimiento de tu respiración, para ir conectándote con tu esencia y liberando tensiones o pensamientos interferentes. Entonces, vas a visualizarte sostenido, vas a sentir ese suelo o esa tierra en la que te estas apoyando con todo tu ser y vas a confiar en que podes entregar todo aquello que, a pesar de haberte esforzado, no lográs resolver o definir. A veces cuando soltamos, es en verdad, cuando recibimos. Allí vas a relajarte en forma consciente, comprendiendo que se te permite detener tu paso, cuando lo necesites y que es realmente nutritivo y hasta creativo hacerlo. El movimiento constante no implica, necesariamente, estar siendo proactivo.

Otra postura que vamos a utilizar es la conocida como “postura del niño”. Para armarla, vas a arrodillarte en la colchoneta, llevando los muslos hacia las piernas y plegando el torso hacia adelante, intentando que la frente apoye en el suelo. Luego, vas a acomodar los brazos, estirándolos hacia adelante y relajando toda la espalda y la zona lumbar. Esta postura es realmente muy agradable y relaja todo nuestro cuerpo, al mismo tiempo que lo repara. Con los ojos cerrados y respirando en forma consciente, vas a concéntrate en sentir tu cuerpo. Si te observás, vas a notar que la misma postura se utiliza como una reverencia. Y eso es lo que estamos haciendo: Bajar la guardia y honrar el movimiento natural de las cosas, el fluir del universo, el misterioso hecho de que todos, tarde o temprano, cumplimos con lo que necesitábamos para evolucionar y crecer.

Entonces, relájate con estas posturas sencillas (Porque no todo lo bueno  tiene que ser difícil) y permitite “dejar de hacer” por un momento. Tomando contacto con otras dimensiones de tu vida y de tu ser. Entregándote completamente.

Mariela Blanco. 

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