Firmá un pacto de amor con vos mismo

Si nos comprometemos con tantas cosas cada día ¿Por qué no firmar un acuerdo de bienestar con nosotros mismos? Hoy repasamos algunas claves que te ayudan a vivir mejor empezando por vos:

Tratate con amor y elegí con consciencia de qué querés rodearte: Animate y hacelo hoy mismo. Empezá por hablarte con más dulzura, con más comprensión, con más tolerancia. Dejá de empujarte a la perfección criticando todo como si fueras el Juez nacional de campaña. Date a vos mismo eso que tanto esperás que te den los demás.

No te grites, no te marques los defectos una y otra vez frente al espejo, no te entregues a relaciones que disminuyen tu poder, tu alegría, tu intensidad, tu color. Animate y decretá un cambio a tu alrededor a través de una mejor relación con vos. Escuchate, descansate, date tiempo para no hacer, llevate a pasear, respira profundo, buscá tu centro de alegría y dedicá energía a nutrirlo y cuidarlo. Compartite con quien te haga bien.

Deshacete de lo que no usás y aliviá la carga del pasado: ¿Cómo puede llegar lo nuevo, si estamos abarrotados y sin espacio? Seleccioná con tranquilidad y desapego aquellas cosas, ropa y objetos que ya tenés bien claro que no usás y que necesitan irse. Cada vez que entregamos, se transforma nuestra energía y la de alrededor. Hacemos espacio, nos preparamos para recibir oportunidades, cambios benéficos y energía limpia que nos revitaliza la vida.

Además, cada uno de esos objetos que te esmerabas en guardar o acumular, están cargados de recuerdos y de pasado. Animate y dale un poco más de lugar al presente, liberando espacio para nuevos amores, nuevos atuendos, nuevas experiencias. Después de todo, los recuerdos también necesitan renovarse.

Abrazá la alegría y soltá el dolor: Ahora mismo podemos decidir por nuestro mayor bien. Nada nos impide decretar un cambio. No perdamos un solo segundo más creyendo que no nos merecemos la alegría, la abundancia, el amor pleno, el bienestar con nosotros mismos y con lo que nos rodea. Salgamos y soltemos las heridas. Si las mantenemos apretadas bajo nosotros, no podrán curarse.

Démosle aire a nuestra mente y a nuestro corazón. Soltemos y dejemos de poner la atención en lo que nos falta, en lo que nos duele tanto. Intentemos, por un momento hacer nuestro esfuerzo de mirar hacia la alegría, hacia la esperanza, hacia lo abundantes que somos cuando salimos del pasado, del control del futuro, del miedo, del creernos limitados. Abracemos todo lo que nos haga bien y demos la bienvenida a una nueva oportunidad.

 

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