Comenzá el día enfocado, energizado y en armonía con tus pensamientos, tus emociones y tus propósitos, incorporando una pequeña meditación matinal, que transformará toda tu jornada diaria.
La meditación es una práctica antigua que se basa en la comprensión de cómo enfocar nuestra atención y nuestra energía, desapegándonos de los pensamientos y permitiendo el regreso de la calma interior. Se realiza en forma silenciosa, adoptando una postura cómoda pero firme y estable que nos permita conectar con todo nuestro Ser.
Se dice que uno de los momentos más indicados para practicar Meditación es por la mañana, lo más temprano posible, porque las energías son más altas, nuestra mente aún no ha conectado con toda la tensión del día, y es el momento, generalmente, más silencioso y propicio para intentar relajarnos sin interrupciones ni ruidos externos.
Algunos beneficios que nos aporta la meditación:
- Estabilidad emocional
- Reducción de estrés
- Calma la mente y los estados de ansiedad
- Nos reconecta con el cuerpo
- Mejora nuestro nivel de energía
- Nos ayuda a estar dispuestos en el presente, reduciendo la tendencia mental a vivir en el futuro (Casi siempre: Preocupados) o en el pasado (Casi siempre: Juzgándonos).
Encuentra tu lugar: Se recomienda, recorrer el espacio y seleccionar un lugar o un ambiente en el cual te sientas verdaderamente cómodo y en armonía. Si activas tu percepción, verás que hay ciertos rincones o lugares en los cuales nos sentimos más a gusto dentro de nuestra casa. Uno de ellos, es tu lugar perfecto para comenzar a meditar.
Disponer la Intención: Cómo siempre remarcamos que lo más importante es establecer el propósito de nuestras acciones y movimientos. Porque de esta manera estamos alineando nuestra energía con nuestras metas, evitando dispersiones y enviando un mensaje claro al Universo.
Prepara el cuerpo: Ubica una postura cómoda pero que te permita mantenerte derecho, estable y despierto (Puede pasar que las primeras veces, termines por quedarte dormido y, si bien no es la meta, intenta perdonarte y no perder la voluntad: Sigue intentando). La humildad, el perdón, la compasión y la voluntad son pilares fundamentales en una buena meditación.
Cierra los ojos, Abre el corazón: Una vez que estás en tu postura, en tu lugar, y con tu intención bien puesta, cierra suavemente tus ojos para comenzar a reconectarte con tu ser interior. Intenta registrar qué sientes en tu cuerpo, tratando de ser consciente de tu energía.
Inspira la Vida: Enfoca toda tu atención en tu manera de respirar, prestando registro sobre cómo ingresa, cómo te recorre y cómo sale el aire a través de tu cuerpo. Intenta visualizar que al inspirar, ingresa la energía de la vida, de la sanación y la prosperidad a tu cuerpo. Luego, recorre cada una de tus partes disolviendo cualquier dolencia o bloqueo que puedas estar experimentando y comienza a salir, a través de la exhalación, eliminando y purificando todo aquello que estaba impidiendo tu armonía y tu salud.
Repite esta secuencia tantas veces como sientas hacerlo. Recuerda no intentar controlar la experiencia, sino confiar y entregarte con todo tu corazón a tu práctica meditativa. Reencuéntrate con tu energía y dale un lugar a la calma y al silencio: Dos instancias que necesitamos recuperar y honrar en nuestro camino de evolución.