Las piedras y cristales emiten un tipo de energía y frecuencia vibratoria que se alinea y trabaja con nosotros generando armonía y balanceando lo que necesitamos. Hoy veremos cómo trabajar con un Cristal de Amatista y qué propiedades energéticas nos puede compartir para que activemos en nuestra vida cotidiana, aprendiendo a armonizarla en forma natural.
Las Amatistas, por su coloración (Tonos violetas y lilas oscuros), conllevan propiedades que nos conectan con nuestros poderes intuitivos, nuestra percepción para captar vibraciones más altas. La Amatista es un cristal que activa nuestra transformación espiritual.
Cuando hablamos de “Activar tu espiritualidad” nos referimos a la capacidad de reconectarte con tu espíritu, aquella parte sagrada, sana y sabia que reside dentro de ti mismo. Cuando no escuchamos a nuestro espíritu o a nuestra Alma, aparecen interferencias y desequilibrios que generan todo tipo de complicaciones en nuestra vida: Enfermedades, trabajos desmotivadores, falta de abundancia, depresión o sensación de no encontrar bien nuestra misión o sentido de la vida.
Estos cristales nos ayudan a desarrollar nuestras facultades intuitivas, que nos permitirán reconocer cuándo algo o alguien se alinean realmente con nosotros y cuando no. Es una manera de ampliar la visión, la escucha, de acercarnos más a la verdad.
Se dice que su vibración y su tonalidad trabajan y despiertan la transmutación, la reconexión con energías más altas y espirituales y que habilita el perdón. Por eso, es un cristal ideal para trabajar en instancias de duelos, de separaciones o heridas emocionales que necesitamos soltar para permitirnos una nueva vida.
Además, al identificarse con el chakra del entre cejo (Ajna) se relaciona con el sistema nervioso y la zona de la cabeza. Por eso, podemos utilizarla para meditar, calmar los pensamientos estresantes o equilibrarnos antes de tomar decisiones importantes.
Consigue un fragmento mediano de Cristal de Amatista intentando que no esté pulida, es decir, que se encuentre en su estado rustico natural. En las ferias y tiendas naturales sueles encontrarlas fácilmente.
Purifica tu cristal, pasándolo a través del humo de un palo santo encendido o sahumándolo con un incienso de mirra. El humo de estas plantas genera mucha limpieza y purificación energética.
Una vez que tienes lista tu piedra de Amatista, vas a colocarla entre tus manos, para darle energía y plasmar allí su misión. Los cristales tienen memoria y de esta forma se programan para sanar específicamente lo que necesitemos.
Con la gema entre tus manos, vas a concentrarte en pedir que active tu conexión con las vibraciones altas, con el mundo sutil elevando tu percepción y conciencia. Vas a pedir que puedas confiar en este gran don que tienes en tu interior para ser usado siempre a favor de la luz. Vas a pedir que esa conexión sea nutrida para que actúe como punto de partida de tu expansión personal.
Ahora inhalas y soplas fuerte todo el aire hacia la piedra (Método de insuflación).
Recuéstate sobre la tierra si es posible y sino sobre una manta o un sillón y deposita la gema justo en sobre tu entrecejo para que envíe toda su vibración hacia el Ajna Chakra (Centro energético localizado a la altura del tercer ojo, que trabaja y vincula el mundo físico con los mundos más energéticos o sutiles. Es la zona de la intuición, la clarividencia, la vibración índigo)
Siéntela trabajar durante algunos minutos y respira suavemente para integrarla a tu energía. Este ejercicio nutrirá y abrirá tus canales intuitivos generando mayor confianza en lo que recibes o sientes.
Repite este ejercicio al menos dos veces por semana, ya que te permitirá conectar con tu percepción y expandirla cada vez más. Activando tu intuición, realizarás grandes transformaciones en tu vida. Recuerda tratar a los cristales con mucho respeto, cuidado y dulzura, ya que son frágiles y sensibles y te han compartido parte su vibración curativa. Agradéceles, luego de cada ejercicio o meditación y honra su trabajo enfocándote en mantener tu propósito activo.