Continuamos recorriendo los principales centros de energía de nuestro cuerpo para conocer cómo funcionan y cómo armonizarlos. Hoy llegamos al cuarto chakra y trabajaremos con el despertar de una fuerza muy poderosa: El Amor.
Anahata es su nombre y este centro energético se ubica justo en nuestro pecho, cerca del corazón. Siguiendo la visualización del cuerpo, se emplaza en el centro, y actúa como intermediario y conector entre los primeros tres chakras inferiores (Encargados de enraizar el “Yo”) y los tres superiores (Conectados a una vibración más alta y a un plano más sutil. Encargados de la intuición y la unión con el Gran Todo). El cuarto chakra enlaza la fuerza energética, es puente e impulsor.
Aquí comenzamos a percibir a un otro, porque los primeros chakras se han encargado de conectarnos con nuestra raíz, de fortalecer la personalidad, de darnos voluntad de acción y solidez para conocer nuestras metas y objetivos. Ellos han activado y encendido nuestro poder. Ahora, en Anahata, nos preparamos para abrirnos, nos disponemos a compartir, a sentir, a brindarnos y a dejarnos recibir.
Parece algo muy sencillo pero muchas personas tienen una herida tan grande que no saben ni se permiten recibir. Ni amor, ni abundancia, ni alegría, ni oportunidades. Están cerrados a la vida porque han sufrido una marca muy grande y no han podido desprenderse de ella o dejarla atrás. Todos aquellos que no logran establecer relaciones sanas con los demás, tienen un bloqueo en este centro de energía.
Del mismo modo, será una consecuencia de mantener una mala relación con uno mismo. Personas que se auto castigan, que no se perdonan, que sienten egoísmo porque lo usan como mascara o escudo para no abrirse al compartir y enfrentar la posibilidad de ser heridos. Por eso, activar este chakra resulta tan importante. Porque con él nos llega el regalo más grande, la máxima apertura del ser humano: El dar y recibir verdadero amor.
Cuando este chakra se encuentra en armonía, somos capaces de experimentar una gran empatía que nos permite ser compasivos con todo lo que vive y nos rodea. Nos facilita la habilidad de poder compartir y de saber agradecer lo recibido. Nos encuentra con relaciones saludables que nos respetan y nos valoran por cómo somos y no tratan de cambiarnos o de manipularnos. Este chakra nos permite otra fuerza poderosa, además del amor: La confianza.
Localizado en la zona del pecho, abarca y regula físicamente todas las afecciones cardiacas, la presión arterial, y el funcionamiento de la glándula Timo, encargada del mantenimiento del sistema inmunológico.
De la misma forma, en otro nivel este chakra trabaja reconociendo la propia interioridad, el Ser esencial que verdaderamente somos y lo protege al relacionarse con el afuera. Se encarga de mantener el equilibrio y de generar una autoestima alta. Porque si nos amamos a nosotros mismos, no permitiremos que nada externo nos lastime. Nada puede traspasar la protección que provee un amor verdadero y compasivo. Es importante recordar que numerosas investigaciones han demostrado que las personas con déficit inmunológico tienden a padecer niveles de auto estima realmente bajos.
Entonces, este centro de energía se encarga del sentido de la autoprotección y todo aquello que nos haya dañado y nos haya dejado una marca, como un trauma o una herida de la infancia, se queda alojado aquí y tiñe la manera de relacionarnos en el presente. Una manera de comenzar a trabajar con este centro, es aplicarnos Reiki con mucha dulzura a nosotros mismos. Posicionando nuestras manos sobre el pecho y habilitando en nosotros el perdón, el soltar lo que no nos pertenece, y re encendiendo la confianza y el amor en nuestro interior.
Este chakra queda representado por el color verde y, también, por el rosa. Por lo tanto, si eligiéramos gemas y cristales para balancearlo, podríamos utilizar un jade, una rodocrosita, un cuarzo rosa o un cuarzo verde. Otra forma de armonizar este centro de energía es a través de terapia floral con esencias de rosas. Estas plantas son conocidas en muchas culturas por sus propiedades para sanar y activar el amor dentro de nosotros y a nuestro alrededor.
Todos hemos experimentado duelos, ausencias, heridas que insisten en quedarse, relaciones toxicas que no podíamos trascender. Todos tenemos que perdonarnos por algo o alguien a quien perdonar. Todos necesitamos cuidar nuestro fuego interior y mantenerlo en equilibrio para que no nos congelemos por dentro, ni nos incendiemos perdiéndolo todo. Por eso, debemos ahondar en nuestro autoconocimiento. Porque develarnos es curarnos. Es prepararnos para Amar la vida.