- Para arrancar mejor. Una ducha a la mañana te ayuda a estar más alerta y despejada durante el día. El agua fría estimula la irrigación sanguínea y el sistema nervioso, y aliviana el cansancio físico y mental.
- Para cuidar tu piel. Una ducha fría vuelve la piel más tersa, la mantiene fresca y con su brillo natural. El agua caliente, por el contrario, la reseca y le da un aspecto escamoso.
- Para favorecer la circulación. Un chorro de agua fría en las piernas y los pies contrae las venas y reactiva la circulación sanguínea.
- Para combatir el dolor de piernas. El agua tibia revitaliza y tonifica los músculos y por ello es la mejor aliada para combatir los dolores en las piernas.
- Para dormir mejor. El agua caliente dilata los vasos sanguíneos y relaja los músculos vasculares, entonces brinda un efecto sedante que favorece el descanso nocturno y libera la tensión acumulada.
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